Postres
No me gusta nada de lo que pasa.
Una persona recién llegada a mi trabajo me ha interrogado demasiado. En un principio fui cortés, puse en práctica todo lo aprendido en los casi 4 años que llevo en el submundo trágico donde me empleo como activista de la cultura organizacional. Luego, entré en pánico. No pasé por la fase "2" que supone arrancar cada vez que está cerca, o hacerme la muda, la enferma, la sicótica. Me asustas, por qué me preguntas tanto? no tengo respuestas, en realidad todo lo que te he dicho es de buena crianza, pero no sé, no se nada, de verdad, no me gusta nada de lo que te dije que me gustaba en realidad esa no era yo.
He estado más sola que de costumbre, no me acompañan aquellos que me blindan ante momentos desastrozos como ese, andan de vacaciones o de días administrativos o de permiso de media tarde o medio día. Yo sólo salgo de mi oficina para almorzar, y evito los caminos transitados. Siempre me pregunto cómo es que no me gusta la gente, que no me guste nada, que siempre todo me parezca desastrozo, fome, ridículo. Sólo las cosas que me divierten me parecen notables, y claramente mi trabajo no me divierte. Alguna vez lo hizo, era perfecto, se ajustaba, la gente me parecía graciosa, el lugar tan bonito, lleno de neblinas y cosas de invierno. Pero mutó. O seré yo la del cambio?
Me doy cuenta que con el tiempo la gente se llena de lugares comunes. Ya escribir esto es un lugar común. Debería decir que con el tiempo, la gente se arma un personaje de si mismo, se compone de cosas que quisiera ver en otros, o más bien, que admira de otros, o que "cree" que los otros quieren ver en uno. Habrá algo más fome que una "cena romántica"?. Una cena romántica, con un buen vino, en un restaurant de moda. Qué tiene de entretenido eso? dónde está la diversión?. Tieso. Ninguna gracia. Si es por comer, quiero postres. Tráigame 3 postres y el vino. Si vamos a comer, es por que tenemos mucha hambre y queremos destruir los camarones rebozados en salsa de manzana o algo así, para luego seguir con los postres, y algún trago con ron y algo azul y alguna crema y que no sepamos nunca qué es, entonces salimos del restaurant con ganas de reirnos de lo ridículo de todo lo que nos pasa, y nada de hacerse los lindos, los compuestitos.
Por eso encuentro fomes las citas, porque la gente nunca se deja ver, más bien se vende, como en una reunión de marketing, con un posible cliente, que ojalá le compre el producto, y en el futuro, hagan una fusión estratégica y así puedan dejar de ser una emprendedora pyme para pasar a ser una linda empresa matrimonial.
Cuac.
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